
A ti, que te interesa acercarte a nuevas formas de conocer la verdad sobre las cosas; a ti, que te gusta poder ampliar tu espectro mental a cada paso; a ti, que eres un apasionado del pensamiento y la ciencia, dedicamos este post. Hoy hablamos en detalle acerca del método cartesiano, que arroja luz sobre la manera en que tenemos de descubrir la realidad. No te alejes un instante de la pantalla y descubre información de calidad sobre el tema.
Al igual que tú, defendemos el razonamiento y la búsqueda constante de nuevas técnicas para llegar a conocer a ciencia cierta el mundo que nos rodea. Por eso en nuestra web proponemos un amplio espectro de métodos que abordan, con una perspectiva particular, diferentes áreas del saber. Por supuesto, para cumplir estos objetivos somos asesorados por los mejores expertos y respaldados por fuentes serias. Así que quédate tranquilo: estás aprendiendo algo nuevo a la altura de tus expectativas.
Te hablaremos de una técnica cognoscitiva que tiene una larga tradición en el mundo del pensamiento y que, a pesar de su vejez, no deja de resultar actual para el estudio científico. De hecho, los principales fundamentos de la ciencia se basan en el conocido método cartesiano para garantizar el rigor en las investigaciones, sean de la naturaleza y temática que sean. Entonces, sin más palabras, te invitamos a pasar al próximo apartado para descubrirlo todo acerca de este método.
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¿En qué consiste el método cartesiano?
Luego de una breve introducción, es momento de pasar a responder la pregunta que tanta curiosidad te ha generado. ¿Qué es el método cartesiano? Seguramente has oído hablar de René Descartes, un célebre pensador y matemático francés del siglo XVII. Pues bien, entre las muchas contribuciones teóricas y prácticas que hizo a los conocimientos de la Humanidad, se encuentra el famoso método cartesiano. Tal vez no lo conozcas propiamente por este nombre, pero es muy probable que sus principios te parezcan familiares y que hayas escuchado algunas frases típicas de su metodología.
En palabras simples, consiste en una técnica de búsqueda de la verdad denominada “duda metódica”. Para Descartes, la duda es un estadio muy necesario en el proceso de llegar a la verdad, y es de carácter metódico y constructivo porque significa –como punto de partida- discutir la autoridad de la bibliografía, los maestros o sabios y las tradiciones hasta poder superar la duda. Según este autor, lo que percibimos y lo que nos han enseñado –incluso, lo que pensamos- dista de ser una verdad absoluta, al menos hasta que pueda demostrarse lo contrario.
En realidad, aquí hay que tener cuidado con la perspectiva del método cartesiano para evitar confusiones. Este procedimiento no equivale a dudar de todos los postulados, sino de cuestionar y preguntarse por sus fundamentos. Aquí no se propone el sinsentido de la vida ni de la existencia, ni la carencia de la razón ni la ausencia de verdad. El sistema de pensamiento cartesiano es bastante más complejo que esto.
De acuerdo con Descartes, hay que dudar de cada idea que pueda ser dudada. El pensador coloca la duda como su bandera de conocimiento y su método para conocer la realidad, ya que solo puede aseverarse que existe lo que puede ser probado. Según su propio decir, únicamente tenemos acceso a nuestra mente. Así que en tanto no podamos verificar una verdad tangible, tenemos que dudar de la misma como cierta.
De hecho, el filósofo y físico francés pudo demostrar que existía su propio yo en tanto que, como duda, es sujeto de algo. Aunque parezca una contradicción, el único hecho indudable es el acto mismo de dudar. Es importante destacar que esta metodología resultó fundamental para una búsqueda de conocimientos verdaderos a través de las ciencias, manteniendo criterios de investigación científica.
¿Cómo tiene lugar este proceso? En una primera instancia, Descartes invita a dudar de los propios sentidos (la vista, el oído, etc.) porque de vez en cuando engañan y ninguna persona puede asegurar que no siempre lo hagan. Al mismo tiempo, hay que poner en tela de juicio la existencia de las cosas, dado que se hacen presentes tanto en sueños como cuando estamos alertas.
Seguidamente, el filósofo plantea que el hecho de que Dios haya colocado ciertas ideas en su mente puede haber sido bajo la premisa de engañarlo. Con el fin de evitar los equívocos de la fe, Descartes reemplaza a Dios mediante la hipótesis de otro dios de naturaleza maligna que busca confundirlo en sus pensamientos.
Una vez alcanzado este estadio, el pensador francés llega a dudar de la propia duda, y es entonces cuando elabora la premisa más famosa de todos los tiempos, la única capaz de resistir a toda duda: “cogito, ergo sum” (pienso, luego existo), una versión resumida del principio más extenso: “dudo, luego pienso; pienso, luego soy; soy, por tanto, existo”.

De acuerdo con el método cartesiano, aún frente al hecho de dudar –que puede implicar un engaño en sí mismo- siempre contamos con la certeza de estar dudando. A su vez, por sobre todas las cosas, “dudar” implica raciocinio (pensar) y no es posible que pensemos sino gracias a que existimos. En base a este razonamiento es como se construye una primera verdad (pienso, luego existo) y partiendo de ella, es posible elaborar conocimientos fundamentados.
Principios del método cartesiano
Como habrás podido observar a lo largo de nuestros artículos, todos los métodos siguen una serie de pasos, reglas, etapas, fases, etc.; pues bien, continuando con la misma lógica, en este apartado exponemos los principios fundamentales del método cartesiano, aquellas premisas que lo mantienen en su esencia y lo distinguen de otros sistemas de pensamiento.
Principio de evidencia sistemática
También denominado “principio de duda”, implica no aceptar nada como verdadero en tanto no pueda ser comprobado claramente y con evidencia lo que sí es realmente verdadero. Esta actividad implica constatar si hay evidencias de carácter real e indudable sobre el evento u objeto que se estudia.
Principio de la descomposición
O de otro modo “principio del análisis”, consiste en segmentar y desmembrar cada problema en tantos elementos como se pueda y sean necesarios para comprenderlo. A partir de la comprensión por separado de cada parte, se puede encontrar la solución al problema como un todo. Aquí es fundamental realizar la máxima división posible de los hechos u objetos en sus unidades compositivas esenciales y luego considerar esos elementos más simples que se han dado.
Principio de la composición
Por el nombre (aunque también se lo llama “principio de la síntesis”) podrás darte cuenta de que resulta complementario al anterior. Se trata de conducir con cuidado cualquier idea, razonamiento lógico o pensamiento, partiendo de las formas más sencillas y evidentes de conocer, para llegar de a poco a las más complejas. De esta manera es posible componer o armar pensamientos y luego comprobar cómo funcionan. El proceso de síntesis equivale a agrupar otra vez aquellas unidades que fueran analizadas por separado para considerarlas en un conjunto real.
Principio de la verificación
También denominado “principio de la enumeración”, consiste en realizar comprobaciones, recuentos o revisiones para asegurar que nada haya sido ignorado o pasado por alto, y de esta forma verificar si la evidencia es verdadera o falsa. Este último paso significa enumerar la totalidad de conclusiones y premisas usadas para preservar cierto orden en el razonamiento.
Cabe destacar que el último de los cuatro postulados (el principio de la enumeración) es el que ha actuado de brújula para todos los procedimientos de investigación actuales, y el que ha llevado a garantizar la veracidad de miles y miles de descubrimientos en diversas áreas del saber.
El método cartesiano contiene nada más que estos 4 principios fundamentales, que si los cumples, pues asegurarte el estar aplicando dicha metodología en todo su rigor. No obstante, debes tener en cuenta que no se trata de una técnica cognoscitiva sencilla; hicieron falta muchos siglos y el esfuerzo de muchos pensadores para llegar a perfeccionar el procedimiento tal como lo conocemos hoy.

Actualmente, se aplica en campos del saber como la Filosofía, la Hermenéutica, la Ontología y –en realidad- en cualquier ciencia que desee volver sobre sus pasos para revisar la veracidad de sus premisas. No hay que olvidar que Descartes fue, además de filósofo, físico y matemático, por lo cual su espectro de reflexión era muy amplio.
Lo cierto es que no se puede hacer investigación partiendo de postulados totalitarios y sin mantener una actitud crítica hacia el propio trabajo. La duda es el principio gracias al cual podemos revisar lo que sabemos y discutirlo para acercarnos cada vez más a la verdad.
En resumen, en este artículo hemos pasado revista al método cartesiano: ahora sabes cuál es su definición y sus orígenes, cómo opera, cuáles son sus fundamentos y para qué sirve. Esperamos que la información te haya resultado de interés y que sientas que tus dudas se han aclarado. De cualquier manera, si no ha sido así puedes dejarnos un comentario en la caja aquí debajo para que te ayudemos.