
Si estás en plan de saber mucho más sobre diversas técnicas de investigación, no te muevas de nuestro sitio web. Nos dedicamos a revisar una amplia variedad de metodologías provenientes de distintos campos del saber, para que encuentres el asesoramiento que estabas esperando. En este caso en particular hablamos del método histórico: ¿qué es? ¿Para qué se usa? ¿Qué aplicaciones tiene? Te lo contamos todo aquí.
Antes de seguir adelante, nos presentamos: somos el equipo de 101Métodos, un grupo de profesionales que se dedican a estudiar métodos de diferentes áreas del conocimiento para elaborar artículos informativos, sencillos de leer y con data actualizada. Compartimos contigo los mejores análisis junto a links confiables para que puedas ampliar tus saberes tanto como quieras.
Y ahora sí: sin más preámbulos, vamos a hablar de la naturaleza, principales cualidades y aplicaciones del método histórico. ¿Estás preparado? Vamos a ello.
Contenidos
Qué es el método histórico
Por supuesto que el nombre de esta metodología ya responde una buena parte de la incógnita: el método histórico es un procedimiento investigativo utilizado para juntar evidencias de fenómenos acontecidos en el pasado, lo cual permite a posteriori formular teorías o proposiciones acerca de la Historia.
Incluye diferentes herramientas creadas para analizar la información más relevante de un tópico histórico, y que permiten al científico hacer una síntesis de los datos obtenidos para elaborar una narración coherente de los hechos acontecidos en el periodo puesto en consideración.
Ciertamente, estudiar Historia significa bastante más que almacenar nombre de próceres, batallas o lugares. Esta disciplina necesita contar con una perspectiva científica para que el relato histórico resulte confiable, creíble, verosímil. Para lograrlo, requiere la elaboración de una hipótesis que se base en las evidencias del acontecimiento a analizar, y que haga de guía para comprobar las premisas finales (conclusiones) de la manera más objetiva posible.
En este sentido, la capacidad de pensamiento crítico del científico juega un rol fundamental para el éxito de la investigación. Ya los historiadores antiguos (pensemos, por ejemplo, en Herodoto) plantaron los pilares esenciales del método histórico, que luego fue refinándose con el correr de los siglos. De manera general, la Historia como ciencia moderna cuenta con una metodología sistemática aproximadamente desde el siglo XVIII (etapa del Iluminismo o Enciclopedismo).
Normalmente, los estudios basados en acontecimientos históricos comienzan con una pregunta del tipo “cómo” o “por qué”. Es decir, nos planteamos cuáles fueron las razones o de qué manera sucedieron los hechos del pasado. Normalmente se trata de planteos analíticos o reflexivos, que son los más adecuados para orientar el proceso de comprensión de la Historia.
En cambio, las preguntas de orden descriptivo (tales como el quién, el dónde, el cuándo o el qué de un hecho) funcionan bien para delinear el contexto en el que sucedieron los eventos, pero no permiten arribar a conclusiones de corte histórico demasiado profundas. El truco está en la capacidad del científico para recurrir a todas las clases de preguntas y de esta manera direccionar mejor su estudio.
De cualquier manera, a modo de resumen podemos concluir que hace falta conocer los actores involucrados, enclaves geográficos, puntos cronológicos y acontecimientos para re-construir un contexto social dado, y de esta forma poder comprender los motivos que llevaron al desarrollo de X evento histórico. Solo así el historiador será capaz de recrear el pasado bajo el formato de un relato coherente: respondiendo las preguntas de investigación que se ha planteado.

Método histórico: etapas
En el apartado anterior intentamos brindar un concepto más o menos acotado de lo significa “método histórico”; pero también nos parece importante establecer sus componentes esenciales, es decir, las partes de las cuales está formado y que permiten identificarlo como un todo distintivo.
Tal como es habitual en la mayor parte de los métodos que hemos analizado en nuestra web, el método histórico cuenta con una serie de pasos o etapas que garantizan la objetividad del proceso y aseguran el cumplimiento de ciertos estándares de calidad en cuanto a la investigación histórica. Los desglosamos a continuación.
Identificar las fuentes de información
Muchos expertos hablan de este paso inicial como la “heurística” de la ciencia histórica. Consiste en establecer qué fuentes resultan relevantes para informarse sobre un hecho histórico en particular. Es importante tener en cuenta que las evidencias pueden presentarse en distintos formatos, aunque las más utilizadas son las fuentes primarias y las fuentes secundarias. ¿Cuál es la diferencia entre ambas?
- Fuentes primarias: consiste en data de primera mano, toda aquella información verdaderamente elaborada en la misma época en la cual se centra la investigación. Por ejemplo, libros originales, cartas, documentos legales rubricados en ese momento, daguerrotipos, fotografías, objetos de uso diario, grabaciones audiovisuales, etc.
- Fuentes secundarias: aquí la información ya ha sido “procesada”, en parte, por otras personas. Las fuentes secundarias incluyen trabajos de divulgación académica, revistas, publicaciones y análisis realizados por expertos en la materia (historiadores, politólogos, sociólogos, filósofos, etc.).
Con respecto a las fuentes, también se considera la tradición oral (puede representar una fuente primaria o secundaria según el caso). Consiste en aquellas anécdotas, dichos, cuentos y relatos que se transmiten de generación en generación, y que resultan esenciales para analizar culturas que cuentan con poca o ninguna tradición escrita.
Evaluar tales fuentes
Algunas corrientes teóricas denominan a esta etapa “criticismo”. Consiste en evaluar críticamente las fuentes seleccionadas para dar respuesta a las preguntas de investigación. Implica corroborar su autenticidad, coherencia, confiabilidad y contexto. Esto abarca todos los tipos de fuentes posibles, desde una carta manuscrita en una residencia particular hasta un acta de defunción de un hospital.
Durante la etapa de evaluación, es necesario que el científico se plantee una serie de interrogantes dirigidos a descartar todas aquellas evidencias que no sean necesarias o no parezcan confiables. Algunas de las preguntas habituales en este sentido son:
- ¿Quién es el autor de este documento?
- ¿Cuándo y dónde fue producido?
- ¿Por qué se elaboró?
- ¿Qué dice sobre el tema en cuestión?
- ¿Ha sido producido desde algún punto de vista en especial?
- ¿Tiene sellos, firmas, rúbricas o algún otra credencial que certifique su autenticidad?
Además de evaluar su confiabilidad, el científico debe contextualizar todas las fuentes de que disponga para que su contenido histórico cobre sentido. Tiene que averiguar en qué contexto social se produjeron, a qué público estuvieron destinadas, qué corrientes de pensamiento estaban en boga en ese momento, qué tendencias políticas de la época pudieron haber influido en su confección, etc.
Cabe destacar que cuando no se trata de documentación escrita –por ejemplo, evidencias forenses u objetos antiguos- las fuentes son analizadas bajo la lupa de otras ciencias como la Arqueología, la Sociología, la Medicina, etc.
Sintetizar y exponer los datos obtenidos
Este estadio representa el planteo formal realizado por el investigador según la información obtenida en los dos pasos anteriores. Después de haber analizado la totalidad de los datos disponibles, procede a elaborar las conclusiones que dan respuesta a la pregunta planteada.
El acopio de fuentes y su evaluación pueden ser realizados con métodos científicos; sin embargo, las conclusiones y la narrativa del hecho histórico investigado siempre están trasvasadas de la propia subjetividad del investigador. Es por ello que la comunidad de científicos a nivel global suele considerar que la historia no es una “ciencia” en todo su rigor.
No obstante, es fundamental aclarar que los historiadores no aspiran a presentar premisas absolutas sobre aquello que definitivamente sucedió en tiempos pretéritos. Su enfoque, en cambio, trata de mostrar conclusiones sostenidas por argumentos que expliquen coherentemente el evento histórico; es decir, las premisas están apoyadas, idealmente, por mucha evidencia y pocas suposiciones.
La clasificación de etapas para el método histórico que acabamos de ver no es unívoca y no es la única que existe. Otros autores se han preocupado por teorizar sobre el tema y así, han establecido otros pasos en la conducción de una investigación de tipo histórico:
- Detectar un problema histórico o identificar una necesidad determinada (vacío de conocimiento) sobre un acontecimiento histórico en especial.
- Recolectar la mayor cantidad de datos posible –relevante- acerca de tal tópico.
- Formular una hipótesis dirigida a explicar, en forma tentativa, la relación existente entre diversos factores históricos.
- Organizar rigurosamente la evidencia y verificar su originalidad, calidad, transparencia, pertinencia, autenticidad.
- Seleccionar el corpus que resulte pertinente a los fines de la investigación, analizarlo y elaborar conclusiones.
- Registrar tales conclusiones en una narrativa coherente y fundamentada.
Pues bien, en este apartado hemos visto qué etapas de desarrollo contempla la aplicación del método histórico. Ahora te invitamos a pasar a la próxima sección para descubrir algunos ejemplos de investigaciones hechas con tal procedimiento.
Ejemplos del método histórico
Como siempre decimos, de nada valdría dar tantas explicaciones si no somos capaces de llevar el tópico a la realidad. Por eso, queremos compartir contigo un pequeño listado de aplicaciones concretas del método histórico a distintos asuntos.
- La dilucidación de la muerte del presidente norteamericano John F. Kennedy.
- La investigación sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en países europeos durante la época del nazismo.
- El desarrollo de aspectos históricos de la Medicina y su evolución hasta hoy.
- La narración de las guerras civiles en Colombia durante los siglos pasados y en la actualidad.

- El relato de la evolución de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en un país europeo, en el marco de la UE.
- La reconstrucción de los hechos relacionados con el Cruce de los Andes, que posibilitó la independencia de Argentina, Chile y Perú respecto de España.
- Las constantes en el pensamiento político de los países del continente americano durante el siglo XX.
- La caracterización del proceso del asentamiento de inmigrantes provenientes de Europa en América durante la época de las guerras mundiales, y su impacto en la configuración de las demografías locales.
- El rebatimiento de algunas teorías de larga raigambre que colocan a la mujer en un plano inferior con respecto al hombre en términos de inteligencia, fuerza, capacidad, etc.
- La justificación de medidas económicas tomadas por gobiernos actuales o recientes en base a situaciones que se han presentado, históricamente, en determinado país en forma recurrente.
- La discusión de tradiciones que han quedado obsoletas para el mundo del siglo XXI, justificada desde una perspectiva histórica.
Ya ves que el método histórico puede aplicarse a una gran cantidad de aspectos y problemas del pasado, que puede ser muy antiguo o reciente. Gracias a esta técnica, podemos llegar a determinar el impacto que el suceder de algunos hechos ha tenido sobre la configuración de nuestra actual realidad.
Y ahora sí, ya es momento de despedirnos hasta la próxima publicación. Podemos seguir en contacto por medio de la caja de comentarios, un espacio habilitado para que manifiestes tu opinión, dudas e inquietudes. No dudes en escribirnos si deseas expresarte. Nos encanta conocer el punto de vista de cada uno de nuestros lectores.
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